Uno de los campos de actuación más propicios para los RPAS en el ámbito civil es el de la agricultura. Hay otros usos más llamativos, ni que decir tiene. Como cuando Amazon revela su programa para el envío de paquetes a través de estos dispositivos o la policía de Reino Unido obtiene luz verde para emplearlos como sistemas de vigilancia. Sin embargo, en el sector agrícola esta tecnología tiene un futuro segurado. Más incluso, tiene un presente, pues en algunos países ya hace tiempo que operan en los campos.Y es que los drones ofrecen múltiples posibilidades para la agricultura. Pueden sobrevolar los campos de una forma rápida y captar información diversa gracias a sus sensores. Esto permite que aquellos que gestionan los cultivos tengan a su disposición una herramienta para controlar e incrementar la productividad.Un solo dron puede monitorizar cientos de hectáreas de forma precisa, evaluando las condiciones del terreno, con el fin de recoger información sobre la hidratación, la temperatura o el ritmo de crecimiento de los cultivos.
Una de las funciones más importantes que se atribuyen a estos dispositivos es la localización prematura de enfermedades. De esta forma se pueden evitar plagas que arruinen parte de la cosecha.Toda esta información proporciona un ahorro de costes significativo para los agricultores. Evitar las plagas también contribuye a reducir la cantidad de productos químicos que se emplean en los cultivos. No solo las cosechas crecen de forma menos artificial sino que no es necesario comprar tantos herbicidas y pesticidas como hasta ahora.
Cuando haya que utilizarlos, los propios drones los pueden arrojar, al igual que los fertilizantes.Los dispositivos pueden controlar cómo funciona el riego y también sirven de improvisados espantapájaros, al mantener alejadas a las aves. Son capaces de enviar fotografías e incluso vídeo en tiempo real a un centro donde se observe el estado de los cultivos.
Este tipo de operaciones ya se han puesto en práctica en algunos lugares. Uno de los países más avanzados en este sentido es Japón.En el país del Sol Naciente un modelo de dron, el Yamaha RMAX, lleva trabajando en los campos desde dos décadas atrás, ocupándose de lanzar pesticidas y fertilizantes. Su historia viene de antiguo. En 1983, el Ministerio de Agricultura de Japón se preocupaba por el envejecimiento de la población rural. Para paliar este problema se propuso modernizar el campo como una vía para atraer gente joven.Se le pidió a Yamaha que empezara a desarrollar un vehículo no tripulado para ayudar en las tareas del campo y en los años 90 se introdujeron las primeras unidades.
A estas alturas un 40% de los arrozales japoneses cuentan con un dron sobrevolándolos. La tecnología se ha exportado a Corea del Sur y recientemente a Australia, una tierra donde abundan las grandes plantaciones. La compañía espera poder entrar en Estados Unidos en 2015, orientando su producto a cultivos como uvas, pistachos o almendras, aparte de arroz.